martes, 13 de noviembre de 2007

cambios

Hice la fotografía después de ver varios libros de imágenes en la tienda del museo. Me suelen pasar cosas así: cuando veo que alguien ha tenido la sensibilidad de hacer cosas a las que yo aspiro me entran ganas de salir corriendo de donde estoy y esforzarme en conseguirlas. De ahí, de esa sensación, sale esta foto. Sale del mismo sitio del que salen escaletas de largometrajes redactados mal y rápido tras ver una película (el festival de Sevilla de cine ha hecho mucho en este sentido), del mismo sitio que algún guión para un corto o que algún relato que ya tengo olvidado.
Supongo que lo que lo único que hacen estos impulsos es buscar un cambio. Lo hacen con la misma angustia con que un náufrago busca un tablón que lo salve, o como un preso busca la luz en el patio de una cárcel.
Cada foto, cada línea que escribo no es más que un billete de lotería o que un tiquet de autobús. Lo que pasa es que aún no me ha tocado el número bueno, o que el atobús parece llegar con cierto retraso. Nada, por otra parte, digno de la menor preocupación. Son solo cosas que pasan.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Naturaleza estática

Las circunstancias de la vida cambian constantemente y yo no tengo la decencia de darles un pequeño espacio en este mundo concreto e incontreto a la vez del ciberespacio.
Desde la última vez que escribí aquí, hace más de dos semanas, he encontrado un trabajo, lo he dejado, me han hecho otraoferta, la he aceptado, he hecho alguna que otra fotografía, m eha dado tiempo a escribir un relato entero, he empezado un proyecto de escritura de guiones para programas de televisión (que lo más seguro es que no llegue a dar ni un duro), he descubierto a Sandor Marai y redescubierto a Galeano, además de sufrir un encontronazo extraño con Paul Auster. He aprobado exámenes de oposiciones y me he acabado quedando fuera del corte final, he recibido la visita de mi hermana, he creído en el amor y en la felicidad y luego me he desbarrancado. He comenzado un blog sobre publicidad que no he llegado a actualizar. He temido por mi integridad física y psicológica, por mi creatividad y por mi futuro y al final he salido del brete y comienzo nuevas aventuras.
Por hoy no diré nada más. No me voy a hacer promesas de cambios de actitud. Es absurdo. Puedo decir que a partir de hoy escribiré todos los días pero no tendría credibilidad de ninguna clase porque ni siquiera yo creería en mis palabras.Así que me despido sin más. Os dejo con la foto, una naturaleza muerta de mi mesita de noche de hace un año, cuando era otra persona y vivía con gente de seis nacionalidades distintas en Lavapiés, uno de los pocos sitios en los que eso todavía puede suceder.
Un abrazo
Por hoy me despido.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Sandrita y otras cosas


Entre tanta velocidad y tanto nerviosismo hay cosas que se me olvidan. Pero ya se sabe, una búsqueda de trabajo es algo complicado y que absorbe mucha energía. Sobre todo cuando a uno no lo llaman para llevar a cabo un empleo digno con el que se pueda vivir.
Se meolvida sentir y decir lo que siento.
Se me olvida.
La gente que gira a mi alrededor como si fueran satélites de pura vida.
Se me olvidan mis padres, sus problemas y el cuarto de baño nuevo que van a hacer en casa.
Se me olvida su sufrimiento.
Sandrita se me olvida, que ya tiene padres y por tanto pierde a mis padres como padres (de acogida).
Se me olvida que la gente alrededor tiene sentimientos también. Y que a veces me los cuenta y yo los oigo solo a medias porque estoy metido hasta las trancas en mi túnel de parado sin remedio.
Y al final se me queda un nudo en la garganta y un torrente de reproches atascado en el cerebro por no hacer caso a todo lo que pasa cerca de mí.
A todos les debo una disculpa.

domingo, 21 de octubre de 2007

autorretratos


Me retrato y casi no salgo en la imagen. Es como si mi ojo izquierdo, corriera a esconderse en diagonal, cejaabajo, trazando una línea imaginaria de miradas que se ocultan.
La imagen es de un tiempo mejor y pasado, aunque poco a poco este tiempo está empezando a ser presente y mejor que otros pasados. Es de un día, en Lavapiés, cuando era más joven y tenía un motivo firme y claro para levantarme cada mañana. Escribía, hacía fotos, salía de juerga, redactaba noticias de gastronomía... esas cosas.
Ahora no tanto, pero ahora el tiempo va mejorando poco a poco y las máquinas que tengo por dentro parece que empiezan a funcionar de forma más correcta. Ayer volví a redactar algo. No me apasiona pero es un comienzo. El jueves me di cuenta de la lentitud con que el sol decide acariciar las flores amarillas del parque del retiro. 'Es otoño. Todo va más lento', me dije. 'Tú también debes bajar unpoco el ritmo'. Y lo bajé.
Ahora el objetivo sigue siendo el mismo: trabajo. Y es verdad lo que dice Claudia de periodistas.com. Un desastre de repeticiones presentadas como novedades (gracias por el intento de apoyo, anyway). A ver si consigo engañar a alguien por otra parte y que crea que soy un buen profesional. Ya dejaré aquí alguna novedad si es que se da el caso.

miércoles, 17 de octubre de 2007

medias


La media de ofertas de trabajo a las que respondo viene a ser de unas ocho diaras. Unos días el número se dispara un poco más, como hoy, que he descubierto la maravillosa página de periodistas.com y he respondido a unas catorce ofertas, y otros días la cosa está un poco más floja.
Lo que sí es cierto es que la sensación con la que me voy a la cama siempre desde que dejé de tener trabajo es siempre la misma, la de una amargura fina, leve, que sabe un poco a tierra y a desesperación que no se acaba de hacer presente.
Hoy, como aún es temprano, no tengo esa sensación. A las once ya veremos.
Mientras tanto me especializo en cosas, como por ejemplo en la redacción de cartas de presentación, en los paseos fijándome en detalles tontos de la gente, de las calles, de los autobuses y las bicicletas que pasan por delante de mí como en una catarata de colores y de formas.
Es importante que no se pierda la sensibilidad, que sigan saltando al corazón las cosas más comunes, que siga temblando algo por dentro cuando un músico toque cualquier canción al acordeón en la terraza de un bar en la latina.
Eso es lo más importante.
La foto es de Teixo, en Asturias. Mucho verde y un pasamanos.

martes, 16 de octubre de 2007

enganchadas

Me engancho. Luego, al poco, me vuelvo a desenganchar. Después me echo de menos hablando aquí, como si lo hiciera al viento, igual que si estuviera delante de un micrófono en la radio y dijera palabras que no sé bien si alguien escuchará, y vuelvo a la costumbre del teclado, de elegir una foto de hace tiempo y de decir un poco cómo van las cosas por esta casa.
De momento mal, o no del todo bien. La búsqueda de trabajo tiene este tipo de cosas. Unos días estas arriba, contestas a una oferta de infojobs que es perfecta para ti y te da el subidón. Luego pasa el tiempo y nada. No pasa nada de nada y te quedas con el cuerpo como metido en un congelador.
Así van pasando los días y uno empieza a pensar que la tele no está hecha para que uno trabaje en ella, y que del periodismo mejor no hablamos, que, para el caso, está peor, que los guiones nunca le van a sacar a uno de pobre y que la literatura nunca fue hecha para comer de ella.
Un desastre completo. Un fracaso eso de no haber elegido como carrera, como futuro, la administración de empresas, el derecho o la ingeniería.
Yo iba para geógrafo. Me encantaban los mapas de isobaras. 'Por debajo de 1013 de presión puede llover' le decía a mi padre, que me miraba como quien mira a una iguana dentro de un terrario en el zoo, pero era más atractivo jugar con las palabras, hacer que tuvieran formas, que evocaran olores, que marcaran las sombras de las cosas que contaba.
De momento la aventura está saliendo regular, pero aún no he perdido la esperanza.

martes, 2 de octubre de 2007

la tierra


Las piedras, las aguas estancadas, el fango en los zapatos. De túnez ya no hablo. No tiene sentido. Muchos meses, mucho tiempo atrás. Yo tenía una sonrisa como la de la foto. Todas las demás también. Yo tenía un pájaro volando detrás de los dedos y las manos y las pestañas.
Ahora llega el mundo, llega la tierra y me los quita. Me pega un mazazo de aquí te espero y me tumba y me levanto y noto que acuso el golpe y me vuelvo a caer y clavo una rodilla en la tierra,en las piedras, en el fango y se me llena el zapato de soledad.
Ahora un trabajo nuevo. Ahora una nueva lista de sitios que visitar. Ahora un golpe por la espalda. Una intranquilidad. La sensación de que te da la espalda el mundo. Ahora.
Por suerte quedan aún sonrisas que iluminan, y gheisas, y besos con sabor a bombón de chocolate de Ecuador. Pero eso es casi como hablar de Túnez, hoy por lo menos. Eso es otra cosa.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Fuera del mundo

Así es como lo vería siendo pájaro. Pero claro está, un pájaro cojo de un ala, o un pájaro pequeño, de esos que se olvidan de ser pájaros, como un avestruz pero a la inversa.
Si yo fuera un pájaro que se asusta de volar y por eso lo hace bajo, así habría visto el zoco, ese lugar de colores absolutos y aromas fecundos.
Mucho turista, mucho timo,mucho 'mira, ven, solo mira'. Mucho 'por ser para ti lo dejo en dos dinar'. Mucho comprar cosas que no sirven para nada, solo para ir lastrando poco a poco la maleta de recuerdos con cuerpo y nombre y precio y apellidos.
Zoco desde una azotea de la medina

martes, 18 de septiembre de 2007

Las cosas absurdas


Hay veces que uno reflexiona y llega a conclusiones. Una reflexión que he tenido recientemente es: no tiene demasiado sentido escribir sobre algo que ha sucedido hace demasiado tiempo. Un ejemplo es este: una persona que narra estúpidamente unas vacaciones que acabaron hace ahora un mes.
Uno podría precisamente desdibujarlo, engañarse utilizando el aniversario como excusa. Pero no pasaría de ser una excusa. Supongo que lo escribo por el mismo motivo que puedo pasar semanas enteras sin trazar una línea en un bloc y luego, de buenas a primeras, cuando menos me lo espero, me descubro nervioso buscando plumas o papeles o ordenadores con páginas virtuales en blanco. Puede que no me lleve a ninguna parte, pero es el camino que voy escogiendo, y eso ya es bastante.
Túnez tiene una catedral (en realidad tiene varias, dos por lo menos, pero esta, por decirlo de algún modo, funciona). Está junto a la avenida de Francia, pero todavía en la avenida de Habib Bourguiba. Se encaja entre edificios, discreta. Pero se deja notar con sus dos torres gemelas coronadas en cúpula.
Entramos. Diana quería entrar y a mí me pareció una buena idea. Dentro había casi solamente turistas. Algunos fieles se arrodillaban rezaban en la semioscuridad. Las velas, derritiéndose, ponían cara de huevo frito que se olvidaen una sarténmucho tiempo.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

De Túnez al cielo


Es una lástima que las fotografías no sean capaces de captar el olor y que tampoco puedan retener el ruido. Quizá antes algo de esto podrían llegar a reproducir mediante las emulsiones químicas. Desde la llegada de la fotografía digital todo aquello se perdió para siempre si es que alguna vez llegó a existir.
El caso es que si mi cámara (digital) hubiera sido capaz de captar algo que no fueran formas y colores, texturas, temperaturas... las fotos que hubiera traído de Túnez casi se podrían comer. Casi podrían hablar ellas solas. Las fotos regatearían segundos de ser vistas. Venderían momentos al mejor precio, sensaciones a un dinar y medio.
Tal vez hayamos salido ganando todos con que no sea así.
La foto está tomada en el balcón de la casa del Bey. El Bey, uno de ellos, era el tipo que está puesto dos entradas más abajo. Era el máximo dirigente de Túnez y vivía, como todo buen máximo dirigente, en una casita en el centro. Así llegaba antes a la mezquita a rezar y, si se le antojaban dátiles para merendar, los sirvientes podían encontrarlos en la misma puerta.
La aventura de encontrar la casa, con su azotea, con sus vistas a las mezquitas y la poterior sesión de fotos, es carne para otra historia.
Aunque parezca mentira no me gustan los post largos. Lo que sucede es que me pierdo en las frases y así no hay forma de ser concreto.
Corría un vientecillo fresco ahí arriba. Nuestro guía nos enseñó, en la parte de abajo de la casa, que ahora es un centro para el comercio de alfombras, una fotografía de la reina, Sofía, la griega, esa. Nos pareció muy curioso.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Bienvenue en Tunisie

Diana me dio la idea de la foto. A mí no me entusiasmaba, pero a ella se la veía feliz con la idea. Llevábamos en Túnez apenas cuatro horas. Tiempo para regatear el precio de un taxi que nos trajera a la ciudad desde el aeropuerto. Tiempo para descubrir que un hotel de cuatro estrellas en Túnez no tiene por qué ser un hotel de cuatro estrellas de verdad. Tiempo para un kebap. Tiempo para conocer, aunque fuera solo un poco, la hospitalidad árabe. Tiempo para sentir en la piel un calor no del todo pegajoso y en la cara el viento cercano del mediterráneo.
Hay un olor a tabaco y sudor en el aire. La gente aprovecha cualquier jardín para tumbarse y charlar. Para tomarle el pulso a la noche tranquila. Es agosto.
Es ya casi la una de la mañana y Diana tiene la idea de que le haga una foto al panel. A ella le hace más ilusión que a mí. Por su ilusión disparo. Por su ilusión tenemos ya la primera foto del album, la bienvenida a Túnez en letras rojo sangre, en perfecto francés.

jueves, 23 de agosto de 2007

Regreso


Túnez tiene el cielo limpio y es una mezcla de arena y de turistas, de jeeps en el desierto y olores de zoco.
Acabo de volver de allí y no me acostumbro, la verdad. Madrid es otra cosa. Es una ciudad que da bocanadas, que no termina de vaciarse nunca, ni siquiera en Agosto. Pero ahora se respira un poco más de paz y la vida corre con menos prisa. Esa es al menos la impresión que me da, aunque, bien mirado, la cosa puede depender más de los ojos que miran, como siempre, de la velocidad a la que late cada corazón.
Me estoy poniendo al día con los blogs de la gente. Acabo de ver a Víctor paseando por Vietnam en su caballo metálico, sus fotos increíbles. Visito también a Dani y a Def, y a mucha gente más.
EN la foto el último de los beyes (no es una errata) de Túnez. El pobre murió en los años sesenta, así que la foto no es mía. Pero vale como documento, ¿no?

viernes, 27 de julio de 2007

Ilusiones

La ilusión es un bicho raro. Es difícil de encontrar. A mí, por lo menos, me cuesta. Uno puede estar días enteros, semanas sin que la ilusión aparezca en el camino, en el metro, en la calle. Lo normal es que vayamos al trabajo, salgamos para comer, durmamos una siesta. Luego dejar que el tiempo pase abrazado al calor de sol y de asfalto que se posa sobre la ciudad. Salir un poco a la calle. Comprar un libro o un pantalón vaquero. Planificar vacaciones. Ver una serie en la tele. Cenar.
Hay semanas en que el tiempo pasa por delante sin que uno tenga ganas casi de atraparlo. Prefiere dejarlo pasar por delante, como la gente que mira los trenes pasar por las estaciones de cercanías de los pueblos.
Luego puede aparecer de pronto. Una foto, por ejemplo, o una frase acertada en un relato. Un abrazo, por ejemplo. Poca cosa hace falta.
Foto: Risa en Lozoya

martes, 24 de julio de 2007

La gente de mal corazón

No recuerdo el nombre del periódico, pero cayó en mis manos. Lo estuve ojeando, dándole vueltas a las secciones sin mucho interés, leyendo de corrido las columnas más cortas, fijándome en la calidad de las fotografías. Entonces me quedé clavado mirando las viñetas de un comic. El título era algo así como "para aquellos que se fijan en la vida", y relataba una noche de insomnio de un conejo y de su compañera de piso. No hacían nada de particular, uno navegaba por internet y la otra veía la tele. Al final de la historia volvían a la cama para descansar lo que quedaba de noche.
Supongo que muchas de las cosas que vivimos no son interesantes en sí mismas al contarlas, pero son humanas y eso es lo que las hace interesantes. Por eso tengo el impulso de contar algo de cómo ando, de cómo respiro, de cómo me da por fijarme en la forma que tienen las farolas de la plaza de Tirso de Molina, de cómo me fijo en los niños que sostienen torpemente objetos de colores que no consiguen comprender.
Ayer me sucedió algo. Salíamos del supermercado. Íbamos cargados de bolsas y las bolsas estaban cargadas de comida. Era ya tarde. Serían las diez de la noche. Ya había anochecido. Entonces una muchacha nos intentó parar para que le diéramos dinero para comer.
- No -le dije. Fue casi automático, el 'no' de entrada, el mismo 'no' que ella misma estaría acostumbrada a recibir. Seguí andando. Estaba cansado. Tenía ganas de volver a casa.
Diana reaccionó.
- ¿Quieres comida?
- Sí. Lo que sea, por favor.
Le dimos horchata, pan y fruta. Yo quería darle de todo: los yogures, la leche, la pasta, los dulces. La muchacha casi se echó a llorar de agradecimiento.
A mí me entraron ganas de llorar también.
No podía sentirme mucho peor de lo que me sentía mientras subía la cuesta camino de casa.

Foto: Jeroglífico en Navaleno

viernes, 20 de julio de 2007

huellas

Es muy difícil no darse cuenta de lo difícil que es aislarse en la ciudad. Antes de nosotros había gente que utilizaba la misma mesa, que se sentaba en la misma silla de ruedas giratorias que se atascan, que tecleaba en el mismo ordenador o que dormían en la misma cama que ahora nos acoge.
Roberto Arnaz Fernández es el único usuario autorizado del photoshop de mi oficina. Seguramente será el mismo que le hizo una marca muy pequeña, con un lápiz, al monitor. A mi casa llegan cartas a nombre de cuatro personas diferentes. Alba, Rodrigo, Heidi, Ana María. Sus nombres entran en mi vida por la puerta de atrás. Es gente que ha estado a mi lado y que ha tomado un camino que los ha llevado lejos de mí, fuera del círculo gigante que pueden trazar mis brazos al abrirse y girar.
Ahora escribo esto y pienso en mis sábanas y en mi cámara de fotos, en mi ropa de segunda mano, en el teléfono móvil que me prestaron y que dejó de funcionar al cabo de tres meses. Mi coche, la bicicleta que utilicé durante un año en dublín.
Foto: Pequeña catarata en uno de los parques de Valdemoro.

martes, 17 de julio de 2007

Avances


Cada día me levanto con las noticias. En el trabajo leo el periódico una, dos, tres veces. Luego el periódico deportivo. Charlo sobre temas de actualidad. Reviso el libro "El estado del mundo. 2007" de la editorial Akal. Trazo mapas de posibles preguntas. Hago fichas. Releo listas de ministros y secretarios de estado. Balbuceo mentalmente nombres de ciudades japonesas y nórdicas. Intento recordar el número de países con los que hace frontera alemania, la extensión de Suecia y de Ucrania, la cantidad aproximada de habitantes que tendría el Kurdistán en caso de ser reconocido por la comunidad internacional, los nombres de los países que son parte integrante del consejo permanente de seguridad de las naciones unidas y el lugar en que se encuentra su sede.
Todo para un examen.
Lo reconozco. No he trabajado mucho para preparármelo. No mucho tiempo. Pero en el tiempo que he estado preparándomelo he dejado casi todo lo demás de lado. He dejado a Ana y sus cervecitas en Lavapiés, la lectura de "El Danubio de Magris", la fotografía, salir con mi gheisa y escribir a diario.
Hoy salen las notas, o eso me han dicho. Supongo que no habrá suerte, porque entre 6000 personas es complicado destacar. Pero me quedo con la sensación de haber hecho un intento, un intento bueno, y ahora me abro al mundo y al verano.
Foto: Ventanas de un edificio de apartamentos. Soria. 2007

miércoles, 11 de julio de 2007

retratos




En la película en pleno verano hay un personaje oscuro. Se trata de un fotógrafo que dice no encontrar la paz en los rostros de la gente. Ese es el motivo por el que se dedica a la fotografía de plantas en el museo botánico de la capital.
Yo, la verdad, no sé si estar de acuerdo con él o no. Lo único que tengo claro es que los retratos me aportan mucho más que las flores. Cuando hago una foto de flores es por cobardía. Prefiero mirar a los ojos a la vida y disparar para dejarla bien adentro en el recuerdo como si fuera un tatuaje que permaneciera para siempre en la retina.
Así quedaron, para la posteridad, Maite, Eva y Mariángeles. Tal como son ahora, exactamente igual a como no volverán a ser jamás por mucho que se empeñen, se quejen y pataleen.
Imágenes tomadas cerca del puente de triana, en una terraza junto al río.

lunes, 9 de julio de 2007

En irache

Parecía de lejos un paraguas frustrado. Me acerqué y el objetivo de la cámara me permitió llegar un poco más lejos. Ahí estaba esa estructura extraña, sin telas negras ni promesas de tormenta entre las viñas.
El monasterio, en frente, nos miraba a los dos serenamente. Los periodistas con los que iba en el viaje chismorreaban sobre fútbol a unos metros. Hice la foto y volví con ellos. A todos nos parecía bien que se haya ido Capello del Madrid. Al menos eso es lo que recuerdo ahora, unos días más tarde.

miércoles, 4 de julio de 2007

la cárcel

Se intentaba zafar. Quería escaparse. Su cárcel era esa torre y a través de los barrotes finos podía ver el cielo.
En una hornacina de la torre de la iglesia había una paloma muerta con la cabeza destrozada. En las escaleras había otra más. Esta, la que fotografié, estaba viva todavía. Intentaba llegar más lejos, a las grúas de colores chillones, a posarse en las farolas de las plazoletas. Al cabo de un par de minutos y de cinco fotografías me marché. Supongo que moriría algún tiempo más tarde.

viernes, 29 de junio de 2007

la Torre

Se nos hizo de noche o eso parecía. Desde el campanario se iba apagando la ciudad lentamente. La gente comenzaba a salir a la calle. Los niños jugaban en la plaza de la iglesia dando gritos. Desde arriba los veía como si fueran pájaros pequeños y muy frágiles y de los que dependía la alegría del mundo.
Si uno de esos pájaros dejara de correr de pronto y se desplomara de lado, muerto, sería el fin del mundo (más o menos).
Lo peor es que desde aquel campanario no se podía ver más allá de la ciudad. Si no, es posible que no hubiera sido capaz de soportar la tristeza.

Foto: Campana y cruz en Valdemoro

miércoles, 27 de junio de 2007

Valdemoro

Después del exitazo del otro día de Villaverde se me ocurrió que la cosa podía repetirse. Convencí a Alejandro y fuimos a ver qué podíamos sacar de la sureña y noble ciudad de Valdemoro y sus gentes y su herencia histórico artística.
Hicimos de todo, nos subimos a un campanario, espiamos a unos pintores noveles, retratamos a niños y a mayores.
Ahora solo hace falta ver el resultado.
En la foto Ale en una foto turística.

martes, 26 de junio de 2007

Las cosas que ofrecen las mañanas


Lo reconozco. No hago fotos nuevas.
Igual que no escribo cosas nuevas y que no acabo de arrancar con los proyectos.
De todas maneras me gusta creer que todo va saliendo hacia delante, que cada día ofrece nuevas cosas, que me voy a encontrar con una imagen o una historia aquí o allá, cada día.
Las mañanas ofrecen posibilidades, una detrás de otra. Lo único que hace falta es saber encontrarlas, verlas, elegir entre atraparlas o dejarlas marchar.
De momento hoy me voy a Valdemoro a hacer fotos con Mr Vivancos, compañero de estas mañanas llenas de polvo.
Hoy me he levantado con la muerte del hermano de Javier. Un cáncer de pulmón de esos que no dejan margen para nada. Estaba cerca de llorar cuando hablaba y me he limitado a estar ahí con él, a no decirle nada para que él entendiera lo que quería decirle.
Creo que ha sabido hacerlo.

lunes, 25 de junio de 2007

trabajo


En la foto está Rodrigo. Trabaja. scribe sin parar sobre cocineros y recetas y restaurantes y guías de gastronomía. Además ha escrito de vez en cuando algún reportaje.
A veces el trabajo es como Rodirigo, imparable y absoluto. Otras veces es más bien como yo, lento, tardío, en tonos grises. Poca cosa.
Creo que empezaré dentro de pocas fechas a cambiar de vida. Aunque claro, cuando uno tiene estas intenciones y las hace públicas corre el peligro de ser como Pedro el del Lobo o como un fumador que puede dejarlo cuando quiera. Algo así.
Esta mañana amor de sábanas limpias,
legañas y desayuno apurado.
Esta mañana, llegar tarde al trabajo.
Recuerdo de un amor de ducha nueva y cristaleras
y flores que renacen. Esas cosas.

martes, 19 de junio de 2007

la gente jode mucho


Hay un hombre sentado cada día en el suelo junto a la salida principal de la casa del libro de Gran Vía. A su lado un cartel: Te Vendo mi poesía por la voluntad.

La gente pasea cerca de él y no le hace caso y él escribe y cuando termina de escribir grita. Supongo que grita porque ha bebido o porque es como si hubiera bebido. Porque está como borracho de sí mismo, bebiendo a bocanadas el aire sucio de la calle, la luz de alguna idea que ha tenido.

"La gente jode mucho pero folla muy poco", grita a voz en cuello.

Yo paso por su lado. Me confundo como uno más. Hago como el que no le hace caso, como el que lo considera un loco. Pero en ese momento no pude evitar que se abriera paso entre mis recuerdos otro poeta callejero.

Dublín, año 2003.

En Grafton Street un hombre alto y flaco de barba incipiente y ojos apagados sostiene cuadernillos en la mano. Me recuerdan cuadernillos de caligrafía. Tienen colores mates, tristes. Me fijo en la portada: Poems. La marea de gente se lo traga y luego vuelve a resurgir varias veces. Es como si fuera un náufrago que se ata a un trozo de madera firme, conocedor de su destino y habiéndose prometido que no iba a dejar margen para el sufrimiento. Se me cae el alma a los pies.

Por entonces uno pretendía configurar el mundo, pintarlo con sus colores de rima y verso endecasílabo. No hace falta decir que mi intento fue un fracaso.

Foto: Escalera absurda o cresta, junto al Rin

lunes, 18 de junio de 2007

La escalera


Las sombras dicen cosas que los colores no conocen.
A veces me obsesiono con ellas, con las sombras, y me doy cuenta de que todo funciona mejor en blanco y negro, y miro las figuras extrañas que dibujan sombras por las paredes, por los suelos, las sombras que hacen, sobre una cara, las arrugas de los viejos.
Es igual que cuando camino por la calle y contemplo a esa gente que se sienta en el suelo tras un sombrero boca arriba. Como el hombre que te vende su poesía por la voluntad en la calle Gran Vía. Como la puta china de quince años que me asaltó en la plaza de lavapiés y me preguntó si me gustaba. O la anciana que se queja en la cola del supermercado gritando en silencio que necesita una conversación.
Son peces fuera del agua, el reverso del tapiz, el negativo de un mundo de luz y de color.
Alguna vez yo fui como ellos.
Puede que por eso me obsesione con las sombras.
Foto: escalera de la catedral de Köln

no fue posible


Me dio un poco de rabia.
Ayer, de pie en un metro. Línea tres, camino de Callao.
A mi alrededor mucha gente vestida de blanco gritando campeones.
Junto a mí, cuatro francesas, Erasmus, haciendo fotos.
Yo, un poco triste y un poco mareado y teniendo esa sensación extraña que mezcla la alegría por ver a la gente feliz y la tristeza por saber que realmente nada de aquello merecía la pena.
Escena segunda.
Superficie. Gran vía. Ya es de noche y la gente se dirige con sus cláxones y sus banderas y su sonrisa de oreja a oreja a la plaza de Cibeles o lo más cerca que les sea posible.
Yo camino entre toda esa gente. Las Erasmus francesas han desaparecido. Bajaron en la parada de Plaza de España. Se perdieron para siempre en la maraña de la ciudad. En un soportal, una mendiga joven y pelirroja que mira a todo el mundo con desprecio. Un cartón arrugado que reza: "TENGO HAMBRE" Nada más. Llego a casa y Diana está en el salón.
- EL madrid ha ganado -le digo como saludo.
- No me digas - responde.

(Foto: los pies de Ana en un balcón de Lozoya)

viernes, 15 de junio de 2007

Bodo


Bodo escribe guiones y es alemán. Tiene ese aspecto de haber sido uno de esos niños que ha leído una cantidad ingente de comics de todo tipo. Le encanta la película El Topo, de Jodorowski y tiene la virtud de saber decir unas cuantas frases en español con una precisión asombrosa para alguien que lleva apenas un par de meses estudiando el idioma.

Ahora, con un café delante, me acuerdo de él, uno de los visitantes de la casa Los Leones, en Lozoya. Nuestro más querido Friki.

jueves, 14 de junio de 2007

El agua y la mano


En el lago que era embalse, una mano toca el agua y un ojo fascinado la fotografía.
La mano pertenece a Alicia, tras de mí estaban tres alemanes y en frente la Sue. Al cabo de unos minutos fuimos a tomar unas cervezas. Algo más lejos estaba la casa. Mientras, por la carretera, se acercaba un coche con nuevos visitantes. Tilman no tenía ni idea de que su hermana venía a verle desde Londres para felicitarle el cumpleaños.

miércoles, 13 de junio de 2007

La sierra


Se estaba bien.
Lozoya, una casa con vistas a un lago que no era un lago y a un campanario que sí era un campanario y a un pueblo silencioso.
Motivos podía haber varios, como por ejemplo escapar del ruido de liga de fútbol y coches en que se quería sumergir Madrid este fin de semana. Pero fue Tilman (en la foto, a la derecha, bebiendo), o más concretamente su cumpleaños, el que hasta allí nos llevó.
Por cierto, para todos mis admiradores (que espero sean pocos) debo decir que acabo de ganar un premio de fotografía en Villaverde Alto.
La foto (que por ceirto no es nada del otro mundo) la pondré aquí cuando se exponga o se haga pública, por aquello de que no me desposean. Tienen la manía de querer que todos los premios sean a obras inéditas.

lunes, 11 de junio de 2007

el viejo y el mar


Que conste que es la novela que más me interesa de Hemingway. Aún con todo la recuerdo algo incierta, algo racista, algo machista como todo lo que escribió en su vida. En Adiós a las armas hace constantes referencias a que la mujer sin el hombre no deja de ser un elemento ornamental de la sociedad mientras que el hombre sin una mujer puede vivir tranquilamente siendo un ser completo. De hecho cuando ella fracasa al final de la novela en el intento de darle un hijo al protagonista fracasa de forma absoluta en su razón de ser. Tener y no tener es otro intento y por quién doblan las campanas no hace sino repetir la fórmula en la que una chica que ha de avergonzarse por cómo es logra su máximo objetivo vital al liarse con un perfecto desconocido y abandonar todo cuando es y cuanto posee para unirse a él con devoción.
Este viejo lo encontré en las calles de Madrid, mientras la gente gritaba que se fuera la yanki. Tiene algo de tierno por las ilusiones perdidas, por las decepciones que le han cincelado la cara de arrugas, por los sueños sin realizar. Pero aún así estaba el tipo con su puño en alto posando para mí, para mi cámara huérfana de periódicos en los que verse reflejado al día siguiente.

El niño y Bush


Condoleeza Rice decidió hacer una visita a España, pero hubo gente a la que no le gustó la idea. Y mira que, una vez aquí, entre visita y visita, dijo cosas interesantes, entre ellas lo de que era mejor que Guantánamo no existiera, pero que como la gente que estaba ahí metida era muy peligrosa, casi mejor que se quedara allí toda la vida.
Pero a lo que íbamos. La gente a la que la idea de que viniera aquí Condi decidió ponerse de acuerdo para gritarlo por la calle. Así, se montó una pequeña manifestación (IU), con banderas republicanas y pancartas, y gente con el puño en alto en la puerta del sol. Los turistas no parecían entender nada de nada. Sobre todo los turistas yankies, que veían todo aquello como aquel que va a un circo a ver a los leones un poco de lejos.
Se podían sacar fotos interesantes, pero me quedé con esta.
Saliendo de la manifestación, subiendo por la calle montera, un niño que no sabía qué significaba aquel papel sujetado por un palo.

jueves, 7 de junio de 2007

Más de Münster


Entre todos los parques que hay en Münster, hay uno que está alejado del centro. El parque tiene un lago y el lago tiene una leyenda.

No se trata de nada parecido a princesas convertidas en cisnes ni a príncipes que son ranas. Aunque, como en todas las leyendas, la libre interpretación está presente.

Sucede que en el lago del parque vive una cisne y varios patos. Hay, además, una especie de escultura flotante (patín) con forma de cisne y de color negro.

Según dice la gente del lugar, el cisne está enamorado del patín hasta tal punto que evita, temible, que nadie se acerque a él, ni siquiera los patos, ni los visitantes, ni otros cisnes que han vivido ocasionalmente en esa zona.

Un invierno, cuando el lago se heló, cogieron al cisne y se lo llevaron al zoo de la ciudad, pero el cisne estaba triste. Solo cuando le llevaron a su nueva casa el patín negro con forma de cisne pareció revivir.

Ahora, la mayoría de los turistas que van a Münster visitan el lago para ver a esta extraña pareja. A los niños le cuentan historias de príncipes y de princesas y de cisnes que lloran en invierno. Pero esas historias, como la mayoría que le cuentan a los niños, no son más que una ilusión de los adultos . Es lo que ellos desearían que fuera, y no la realidad.


En la foto el parque con el lago al fondo. La historia me la contaron después. Dos turistas parecen estar mirando al cisne.

Münster


Está un poco al norte de Köln.

Para llegar es indispensable echarse una siesta en un tren, llevar en el equipaje un libro que no tienes intención de leer y tener poco miedo a la lluvia.

Luego, al salir de la estación, uno se encuentra con bicicletas y con niños, con perros corriendo por parques enormes y verdes. Se encuentra con borrachos educados y casas de otra época (re)construidas gracias a un tipo llamado Marshal.

Fiesta de las culturas. Universidad.

Cervezas de mentira.

Olor a primavera que no se atreve a romper.

Y flores como estas

martes, 5 de junio de 2007

días


Te levantas, te duchas, vas al trabajo.

Ordenas tus papeles. Dejas que pase el tiempo. Unas horas. Escuchas

voces familiares. Observas cómo la gente

trabaja, charla, vive,

mira la pantalla con aire ausente o turbio,

teclea de vez en cuando, se amodorra.

Mientras

la ciudad continúa su pulso de fantasma

entre el cristal y el sol

con autobuses y metros que se quedan atascados en un túnel.

Sabor a agua amarga, a agua que se queda

varada en la botella quince días y sabe a tiempo muerto.


En la foto la catedral de Köln a punto de derrumbarse.

suelos

Estando en Köln tuve una pequeña meditación. Cuando se está solo se piensa mejor. Cuando se guarda silencio se piensa mejor. Cuando se mira a la gente sin esperar nada de nadie se piensa mejor. Así que ahí estaba yo, aprendiendo a andar por las calles de esa ciudad, solo, callado, contemplando los movimientos de la gente.
Fue entonces cuando tuve la reflexión. Los suelos de las ciudades nos cuentan su historia. Tuve la impresión de que el suelo que estaba contemplando en ese momento, bajo esa luz concreta, no podía estar en ningún otro sitio, solo en Köln. Igual que el suelo de la Gran Vía o el de la calle sierpes o el del paseo de Gracia o el de la calle Hinojosa de El Viso de los Pedroches (Córdoba).
Aquí lo dejo, pues, para uqe lo veais. Siete de la tarde.

lunes, 4 de junio de 2007

peleas digitales


Mi cámara decididamente me cae mal.

Me cae mal porque hace las fotos en unos tonos azules y verdes que no soporto.

Como resultado tengo fotos de niños que parecen marcianos y atardeceres que le hielan a uno la sangre.

Lo sé, es una cuestión de balance de blancos. También sé que uno debería leerse las instrucciones de la cámara con la que pretende hacer fotografías, pero bueno, uno, trasteando, acaba haciendo lo que puede.

Ayer me hicieron un comentario que me hizo mucha ilusión:

ALICIA: está muy bien tu blog, pero ¿por qué no pones fotos tuyas?

YO: Pero si todas las fotos son... Gracias.
Aunque claro, en esas situaciones uno no sabe bien qué pensar, si lo consideran un torpe sin remedio incapaz de sacar una fotografía decente o si lo que hacen es dar ánimos a sabiendas de que lo dicho se puede malinterpretar.


En la imagen detalle del edificio Triangle, de Colonia.

viernes, 1 de junio de 2007

después de la lluvia


Uno va viéndolo todo de lejos, la catedral, el puente.

Ha llovido antes.

Tiene la cazadora calada y las piernas entumecidas.

La zapatilla no ha sido capaz de contener la lluvia.
Foto turística de un turista para turistas internautas. Cada uno lo que es.

jueves, 31 de mayo de 2007

explanadas


En la explanada que hay junto a la catedral de Köln hay muchos chavales. La mayoría van con monopatines, aunque también los hay en patines o con bicicletas de Monty. En otra plaza, a la salida de la Hauptbanhof, hay una escalinata. Allí también quedan.

Corren y hacen malabares con su cuerpo y sus herramientas. Saltan, hacen piruetas imposibles y se caen.

Todos se ríen y lo celebran. Muchos se graban en vídeo.

Yo, turista curioso, les hago fotos, aunque esté a punto de cortarle la cabeza al muchacho antes de tiempo.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Colonia






Colonia debe su nombre a se llamó así porque el primer asentamiento que hubo en la zona era una Colonia Romana llamada de una forma que no soy capaz de recordar.



En 1945 los aliados tuvieron el detallazo de dejar la ciudad como en la foto de arriba. Cayeron bombas y más bombas y no quedó (casi) piedra sobre piedra. Solo les faltó echar sal por encima, como en Cartago.



Después llegó el plan Marshal a salvarlo todo.


Muchos años después Colonia (Köln para los amigos germanofonos) es visitada por un montón de gente cada año. Contemplan su catedral, sus puentes reconstruidos, pasean junto al Rin, se pasean por sus calles. Yo he sido uno de esos visitantes. Hace poco.


No queda rastro de la gente que murió allí.






martes, 29 de mayo de 2007

vamos a entendernos


Madrid me gusta.

Podría decir que me encanta, pero a mi sentimiento le quedaría tal vez un poco demasiado grande esa palabra. Déjemoslo en que me gusta.

Me gusta porque vive, porque late.

Me gusta porque es una especie de animal enorme de cemento que parece tener un corazón dentro, muy pequeño, cálido y feroz que ama la vida.

Pero a veces no soy capaz de ella, de Madrid, de verme dentro.

A veces es demasiado metálica, demasiado lúgubre, demasiado avariciosa.

A veces es un ruido de chapas y de cláxones y de miradas que violan.

Entendámonos.

Madrid es una ciudad maravillosa, lo único que hace falta es tener un buen par de ojos benévolos con que verla.

En el trabajo la gente empieza a irse. Se despiden con alivio

- hasta mañana -dicen, como en una letanía.

- hasta mañana -contestan gestos, dedos, brazos, cejas, miradas.

A mí me queda un rato todavía. Un rato corto, lo reconozco, luego vendrán las clases de alemán, como en una tormenta, a llevarse la tarde.

En la foto una puta (o eso es lo que parece, la imagen de una puta. Probablemente sea la encarnación de la lujuria). Está en una de las entradas menores de la catedral de Colonia, a la derecha justo de la puerta principal.


Por cierto, una lástima que no se vean bien del todo las anteriores fotos. Lo siento, de verdad.

jueves, 24 de mayo de 2007

perdido en la ciudad


Madrid es una ciudad que no comprendo.

No comprendo sus atascos y sus edificios.

No comprendo la prisa, las carreras en el metro.

El concurso brutal de la miseria.

No comprendo, por ejemplo,

los pasos bajos por la plaza de Colón. No comprendo.

Ni los guiris haciendo fotos ni los punkis desgrenados ni las aceras

que parecen mentir en cada eco de pasos

que parecen

cambiarse de color para gritarle a la noche.

Köln lo conozco menos, así que no pienso hablar de Köln.

Sé que es más tranquila y más pequena y que su río no ha aprendido a mentir todavía.

Que los ninos tragan menos humos y que hay fanáticos del Liverpool (????)

por lo menos anoche.
Por cierto, la foto tendría que ir en vertical.
No sé si me quedaré hasta el domingo o hasta manana. Todo depende de Dani.

miércoles, 23 de mayo de 2007

el país de las yetas


Por algún motivo que desconozco, en Alemania los teclados son diferentes.

No son como los teclados chinos que son... (cómo son los teclados chinos?). El cambio es mucho menor. Las zetas están donde las íes griegas y las íes griegas se encuentran donde tendrían que estar las zetas, así que uno se sorprende escribiendo cosas como abzección o como yetapé o apozarse.

A parte de todo eso Köln es precioso. Lo es porque la gente va en bicicleta, porque tan pronto cae una tormenta como sale el sol y hace calor, porque el Rin pasa magestuoso y lento bajo los puentes de metal.

Köln tiene aire de viuda vieja y adolescente ebria. Pero lo que más parece, por encima de todas las cosas, es una ciudad tranquila, una de esas ciudades en las que, si se consigue entender la sociedad que la habita, resulta fácil vivir.

Las torres de la catedral miran desde lo alto con los ojos de un dios triste.

Por eso es mejor verlas de lejos, como en la foto.

lunes, 21 de mayo de 2007

desde Köln con amor


Varios avisos.

A saber:

Hay que presentarse a las oposiciones de televisión española. Nuestro objetivo vital es ser funcionarios, como la mitad de los franceses y tres cuartas partes de los españoles (al menos de los españoles que yo conozco). Se habla de 30.000 participantes. Si mis palabras hacen que sean 30.001 participantes me daré por satisfecho.

Por otra parte el que aquí habla y escribe y grita de vez en cuando se marcha de viaje a Alemania.

El Icex paga, como siempre. Pero esta vez no voy a hablar de trufa negra (tuber melanosporum) ni de trufa blanca (o magnatum, ya se sabe) ni de toda la inmensa cantidad de trufas estupendas que duermen bajo la tierra blablabla.

No. Voy a hablar de antenas y de cables, de señales amplificadas, de televisión y de satélites y de todo lo que se mueve por el sector. Un coñazo, vamos, pero ambientado en Köln. Algo es algo.

Hasta que vuelva a escribir algo aquí, un abrazo, como el de la foto. Bueno, quizá menos íntimo, menos habituado al gesto que pule la costumbre en la piel.

jueves, 17 de mayo de 2007

bicis y tele


Por lo visto ahora van a abrir una convocatoria para entrar a trabajar en la televisión española.

En total unos 750 puestos. 200 de ellos de redactores. 4 de realizadores.

No sé lo que haré. Supongo que me apuntaré al sorteo a ver si cae algo, me encerraré en casa y me dedicaré afanosamente a leer periódicos y a ver las noticias cada tarde.

No puedo decir que me haga una ilusión loca.

Más ilusión me hace, por ejemplo, tirarme en la plaza de España un día de sol, como el otro día, dejando que pase el tiempo hasta que llegue el momento de ir al cine a ver una peli alemana (La vida de los otros).

Mientras tanto, troto con mi nueva bicicleta (plegable) por las calles de madrid, cuajadas de coches, y me siento como un niño chico, con miedo y con ilusión. Puede que con un poco más de lo segundo que de lo primero.

miércoles, 16 de mayo de 2007

vacaciones


Tengo la cámara de fotos muerta de risa en un armario

y el corazón a veces se me va de vacaciones.

Me quedo solo sin serlo, sin estar solo del todo. Y parece que al final todo funciona

Sale el sol.

Leo revistas y libros y películas y pinturas.

El danubio me hace volar por cielos que no existen, por horizontes azules y violetas.

Se me va.

El suelo de los pies se me va.

Y vuelve el corazón

más moreno y contento una noche cualquiera

Me cuenta sus historias, su aventura

de haber latido sin mí en alguna parte

muy lejos de este mundo.


Ayer me despedí de Gauti. Cerveza en Lavapiés 41 otra vez. Cerveza y buen humor. Las conversaciones de siempre, aunque con algo de nostalgia.

Ya sé que tengo un amigo en Islandia.

Alguien, en Islandia,

sabe que me tiene aquí para lo que quiera.


Foto: imagen en movimiento. En el metro. Madrid

domingo, 13 de mayo de 2007

Sevilla Madrid A4

En Sevilla hace un calor que mataría del mareo a cualquier pingüino y alguna que otra planta, como las del balcón de mi casa, que están un poco abandonadas, se queman, se mustian, se agotan de existir y sienten el abandono en lo más profundo de sus troncos leves.
Ahora me esperan seis horas de autobús otra vez.
Amable conductor, trátenos bien. Mañana tenemos que estar puntuales para ir al concierto de marea.
Me encomiendo a dios en todas sus formas posibles para que reine la paz en las carreteras este día denso de mayo.
Hoy no hay foto. El ordenador no deja

Sevilla Madrid A4

En Sevilla hace un calor que mataría del mareo a cualquier pingüino y alguna que otra planta, como las del balcón de mi casa, que están un poco abandonadas, se queman, se mustian, se agotan de existir y sienten el abandono en lo más profundo de sus troncos leves.
Ahora me esperan seis horas de autobús otra vez.
Amable conductor, trátenos bien. Mañana tenemos que estar puntuales para ir al concierto de marea.
Me encomiendo a dios en todas sus formas posibles para que reine la paz en las carreteras este día denso de mayo.
Hoy no hay foto. El ordenador no deja

viernes, 11 de mayo de 2007

una de viajes


ME voy de fin de semana (que no de puente).

Y a la vuelta voy al concierto de Marea.

Me esperan por delante largas horas de sol y carretera,

y de autobús y de hombres que huelen

profundamente a hombre

y mujeres sin rostro colgadas de un mp3

y (seguramente) la película de rigor de Kevin Costner.

Lo haré todo acompañado por mi maravilloso portátil y escribiendo mi artículo sobre trufa.

Spain Gourmetour 71, cuatro idiomas, 250000 ejemplares esperan a ser el espejo de todas mis dudas.

La foto: Alcantarilla, agujero y banco de espaldas. Navaleno, Soria.

miércoles, 9 de mayo de 2007

descanso


Tengo ganas de sentarme.

Me gustaría que parara de repente todo lo que gira a mi alrededor y ser como uno de esos jubilados que se sientan en un banco y esperan que el viento les dé en la cara.

Son muchos los días de no parar, de levantarse a las 7 de la mañana, de ir al trabajo y correr. A mí me dijeron que esto del ICEX era un balneario, pues bien, esa faceta aún no la he conocido. O hay mucho trabajo y te ueres del estrés o no hay nada y lo haces de aburrimiento.

Ahora me voy a la Bioblioteca Nacional. Los libros sobre trufa me esperan.

La foto es de Pamplona, junto a los jardines de media luna, cerca de la plaza de toros.