viernes, 20 de julio de 2007

huellas

Es muy difícil no darse cuenta de lo difícil que es aislarse en la ciudad. Antes de nosotros había gente que utilizaba la misma mesa, que se sentaba en la misma silla de ruedas giratorias que se atascan, que tecleaba en el mismo ordenador o que dormían en la misma cama que ahora nos acoge.
Roberto Arnaz Fernández es el único usuario autorizado del photoshop de mi oficina. Seguramente será el mismo que le hizo una marca muy pequeña, con un lápiz, al monitor. A mi casa llegan cartas a nombre de cuatro personas diferentes. Alba, Rodrigo, Heidi, Ana María. Sus nombres entran en mi vida por la puerta de atrás. Es gente que ha estado a mi lado y que ha tomado un camino que los ha llevado lejos de mí, fuera del círculo gigante que pueden trazar mis brazos al abrirse y girar.
Ahora escribo esto y pienso en mis sábanas y en mi cámara de fotos, en mi ropa de segunda mano, en el teléfono móvil que me prestaron y que dejó de funcionar al cabo de tres meses. Mi coche, la bicicleta que utilicé durante un año en dublín.
Foto: Pequeña catarata en uno de los parques de Valdemoro.

1 comentario:

Kim dijo...

No sé si la explicación de que tengas tan pocos comentarios es precisamente lo que me pasa a mí, que después de leerte ya no sé qué decir.
Preciosa entrada y precioso blog.