miércoles, 11 de julio de 2007

retratos




En la película en pleno verano hay un personaje oscuro. Se trata de un fotógrafo que dice no encontrar la paz en los rostros de la gente. Ese es el motivo por el que se dedica a la fotografía de plantas en el museo botánico de la capital.
Yo, la verdad, no sé si estar de acuerdo con él o no. Lo único que tengo claro es que los retratos me aportan mucho más que las flores. Cuando hago una foto de flores es por cobardía. Prefiero mirar a los ojos a la vida y disparar para dejarla bien adentro en el recuerdo como si fuera un tatuaje que permaneciera para siempre en la retina.
Así quedaron, para la posteridad, Maite, Eva y Mariángeles. Tal como son ahora, exactamente igual a como no volverán a ser jamás por mucho que se empeñen, se quejen y pataleen.
Imágenes tomadas cerca del puente de triana, en una terraza junto al río.

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