En el lago que era embalse, una mano toca el agua y un ojo fascinado la fotografía.
La mano pertenece a Alicia, tras de mí estaban tres alemanes y en frente la Sue. Al cabo de unos minutos fuimos a tomar unas cervezas. Algo más lejos estaba la casa. Mientras, por la carretera, se acercaba un coche con nuevos visitantes. Tilman no tenía ni idea de que su hermana venía a verle desde Londres para felicitarle el cumpleaños.
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