viernes, 16 de febrero de 2007

Tierras, encinas

Sé que no es el título mas sugerente, pero es bastante cercano a lo que quiero contar.
Ahora, mientras escucho una canción de Local H, en esta habitación sin gente casi, recuerdo todo lo que me he estado moviendo en el último mes.
La historia, lo que queda de ella al menos, comienza así:

"Hace calor para esta época del año. Llevamos mucho tiempo sin un invierno tan caluroso. Los dos tenemos las frentes perladas de gotas de sudor y hacemos algún comentario sobre el tiempo. Nos miramos. Volvemos al silencio. Mientras, la perra va de carrasca en carrasca, un poco cansada, un poco distraída.
Levanto la vista. Veo el pueblo. La iglesia destaca sobre los tejados de las casas. El sol, en lo alto, ilumina la población de calles tranquilas. Alrededor se suceden las plantaciones"

Esto, más o menos, es lo que he visto en Sarrión, Teruel, además de un silencio que se podía coger con las manos y de una calma de pueblo abandonado. Lo recuerdo ahora, a pesar de que haya pasado más de un mes desde que lo visité, pero el reportaje no me ha dejado mucha tregua, con constantes correcciones, constantes críticas y demás. No podemos olvidarlo: la promoción es la promoción, y uno tiende a alejarse por naturaleza de la pose del vendemotos.

En fin, que poco más. Ya me iréis viendo un poco más por aquí. Vuelvo a ser persona, o por lo menos, la misma persona que era antes, con un poco más de tiempo, con más ocio, y una cámara de fotos nueva.