Hice la fotografía después de ver varios libros de imágenes en la tienda del museo. Me suelen pasar cosas así: cuando veo que alguien ha tenido la sensibilidad de hacer cosas a las que yo aspiro me entran ganas de salir corriendo de donde estoy y esforzarme en conseguirlas. De ahí, de esa sensación, sale esta foto. Sale del mismo sitio del que salen escaletas de largometrajes redactados mal y rápido tras ver una película (el festival de Sevilla de cine ha hecho mucho en este sentido), del mismo sitio que algún guión para un corto o que algún relato que ya tengo olvidado.Supongo que lo que lo único que hacen estos impulsos es buscar un cambio. Lo hacen con la misma angustia con que un náufrago busca un tablón que lo salve, o como un preso busca la luz en el patio de una cárcel.
Cada foto, cada línea que escribo no es más que un billete de lotería o que un tiquet de autobús. Lo que pasa es que aún no me ha tocado el número bueno, o que el atobús parece llegar con cierto retraso. Nada, por otra parte, digno de la menor preocupación. Son solo cosas que pasan.
