
Túnez tiene el cielo limpio y es una mezcla de arena y de turistas, de jeeps en el desierto y olores de zoco.
Acabo de volver de allí y no me acostumbro, la verdad. Madrid es otra cosa. Es una ciudad que da bocanadas, que no termina de vaciarse nunca, ni siquiera en Agosto. Pero ahora se respira un poco más de paz y la vida corre con menos prisa. Esa es al menos la impresión que me da, aunque, bien mirado, la cosa puede depender más de los ojos que miran, como siempre, de la velocidad a la que late cada corazón.
Me estoy poniendo al día con los blogs de la gente. Acabo de ver a Víctor paseando por Vietnam en su caballo metálico, sus fotos increíbles. Visito también a Dani y a Def, y a mucha gente más.
EN la foto el último de los beyes (no es una errata) de Túnez. El pobre murió en los años sesenta, así que la foto no es mía. Pero vale como documento, ¿no?