
La ilusión es un bicho raro. Es difícil de encontrar. A mí, por lo menos, me cuesta. Uno puede estar días enteros, semanas sin que la ilusión aparezca en el camino, en el metro, en la calle. Lo normal es que vayamos al trabajo, salgamos para comer, durmamos una siesta. Luego dejar que el tiempo pase abrazado al calor de sol y de asfalto que se posa sobre la ciudad. Salir un poco a la calle. Comprar un libro o un pantalón vaquero. Planificar vacaciones. Ver una serie en la tele. Cenar.
Hay semanas en que el tiempo pasa por delante sin que uno tenga ganas casi de atraparlo. Prefiere dejarlo pasar por delante, como la gente que mira los trenes pasar por las estaciones de cercanías de los pueblos.
Luego puede aparecer de pronto. Una foto, por ejemplo, o una frase acertada en un relato. Un abrazo, por ejemplo. Poca cosa hace falta.
Foto: Risa en Lozoya
4 comentarios:
yo creo que el ser humano se alimenta de ilusión, básicamente. por eso podemos soportar seguir viviendo, porque creemos que todo va a mejorar. un bico.
Me identifico contigo, paso por una situación similar en este momento. Saludos.
La ilusión es fundamental, se vive de otra manera con ella. Un saludo
Ele ele, ese Jorge!
Un abrazo.
Publicar un comentario